Al margen de la revolución cultural que arrasó Egipto, en los barrios más pobres de El Cairo, una electrizante versión del hip hop árabe ha evolucionado a partir de la música popular conocida como chaabi. Mahraganat, "festivales" en árabe, es una mezcla estridente y adictiva de música tradicional y rap, acompañada de una furiosa cascada de tambores, bajo y voces electrónicas. Los cantos son rápidos, a menudo improvisados, y los temas van desde el hachís, el sexo y la amistad hasta la pobreza y la traición política. En un país donde el 50% de los egipcios tiene menos de 25 años, y en un momento de gran agitación social, el mahraganat se ha convertido en un fenómeno. Con 85 millones de habitantes, Egipto es la nación más poblada del mundo árabe y su mayor mercado musical; sus canciones acumulan millones de visitas en YouTube, aparecen en películas árabes y anuncios de televisión, y pueden oírse como tonos de llamada de teléfonos móviles y en multitudinarios conciertos. La directora Hind Meddeb describe a los jóvenes que están detrás de esta música -Sadat, Oka & Ortega, Weza, Fig, Chipsy y Amra Haha- y el impacto de su sonido en su país y en sus propias vidas.
